miércoles, 13 de abril de 2011

LA INFLACIÓN DESDE UNA PERSPECTIVA CRÍTICA

Mendoza, 12 de abril de 2011


El debate en torno a la inflación gira alrededor fundamentalmente de dos posiciones. Por un lado, se encuentra la ortodoxia económica, gestora intelectual y práctica de todos los planes de ajuste aplicados en nuestro país desde 1976 a la fecha. Estos, atribuyen las causas del fenómeno inflacionario a las políticas fiscales y monetarias expansivas del actual gobierno. Por lo tanto, su propuesta de resolución de esta problemática parece sencilla: reducción del gasto público y políticas monetarias contractivas. En ambos casos el resultado es similar, menor consumo de los sectores populares e incremento del desempleo y la pobreza. Como ni siquiera se plantean objetivos de carácter redistributivo o tendientes a conseguir justicia social, sólo se pone énfasis en el control de la inflación. Del otro lado del ring, tenemos a los funcionarios gubernamentales y voceros mediáticos afines. Su argumentación es variada y se acerca un poco más que la anterior a procesos reales. Responsabilizan (con razón) a los grandes grupos oligopólicos que son formadores de precios de abusar de su posición dominante, nos hablan de un proceso de reacomodamiento de los precios relativos, e incluso adjudican al aumento en los precios internacionales de los alimentos un peso significativo como variable explicativa. Lo grave de toda esta argumentación es que, teniendo el control del aparato estatal, no presenten propuestas de política económica para atacar el problema. Son capaces de identificar a los responsables pero nada hacen en consecuencia o mejor dicho, legitiman las posiciones dominantes de estos grupos por medio de millonarios subsidios que para colmo poco contribuyen a frenar la inflación. Es nuestra intención presentar un tercer enfoque que reconoce como principal causa del proceso inflacionario en Argentina a la confrontación entre capital y trabajo y a la búsqueda constante de los primeros en aumentar su tasa de ganancia. Partimos de la base de entender que lo que explica el proceso de crecimiento posconvertibilidad es el notorio incremento de la tasa de ganancia de importantes sectores productivos. La devaluación, la pesificación de las deudas empresarias, y la reducción del salario real generaron ganancias extraordinarias en sectores exportadores, en empresas que forman parte de un incipiente proceso de sustitución de importaciones, y en los grandes grupos económicos que licuaron sus deudas y se beneficiaron del proceso de crecimiento. De hecho, según un trabajo de la Flacso de Pablo Stancanelli, la ganancia promedio del 2002 al 2006 fue del 35,8% contra el 23,9% de la época de la convertibilidad. La situación actual es diferente. La reducción del desempleo y los convenios colectivos de trabajo han producido una recuperación del salario real en los sectores formales y los ajustes que se vienen dando en el tipo de cambio son pequeños en relación a las expectativas empresarias. Por eso, el incremento de precios que producen los sectores del capital concentrado busca recuperar los niveles extraordinarios de ganancias del primer periodo kirchnerista. En función de esto último que decimos, creemos que tanto la propuesta ortodoxa como la oficial intentan convalidar este proceso de recuperación de la tasa de ganancia. La ortodoxia económica lo hace de manera más brutal y explícita. En cambio, los mecanismos del oficialismo son más sofisticados y complejos. Por un lado, la cooptación de casi la totalidad de la dirigencia sindical, busca poner un techo a la recomposición salarial. Por otra parte, se convalidan las ganancias extraordinarias de gran parte del capital concentrado por la vía de subsidios a cambio de aumentos de precios moderados de los llamados “bienes salario”. En otros casos, la inoperancia oficial para aplicar instrumentos regulatorios expone cierta aquiescencia frente a los aumentos de precios aplicados por los sectores oligopólicos. En conclusión, tanto la interpretación ortodoxa como la oficial son funcionales a los intereses de los grandes capitales en Argentina. En cambio, la visión crítica que estamos exponiendo supone necesariamente atacar este proceso con rígidos controles de precios, aplicación plena de una Ley de Abastecimiento, un sistema impositivo progresivo y un esquema cambiario que no convalide estos niveles de ganancias. Este planteo requiere también de la capacidad política de imponer estas medidas y unido a ello la convocatoria a la movilización popular no solo para sostenerlas sino también para garantizar las sanciones correspondientes para aquellos que no se atengan a las mismas.


Sergio Papi – Mario Lopez

Docentes de Mendoza

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