Entrevista a Germán Amor, chofer agredido por una patota sindical
“Hay que decirle basta a este terrorismo empresarial”
En agosto de 2006, Germán Amor, de 35 años, ingresó como chofer a la línea 135, propiedad del grupo DOTA (uno de los oligopolios que controla el transporte urbano de pasajeros). Su proceso de incorporación al nuevo trabajo resultó igual que el de cualquier otro compañero, sólo que su cuestionamiento frente a las condiciones laborales de súper explotación que impone la empresa –y que los delegados dejan pasar- comenzaron a generar tensiones y entredichos con el área de personal de la empresa.
Su creciente activismo gremial resultó intolerable para la patronal, que decidió despedirlo a partir del 30 de octubre 2011, bajo el pretexto de “reestructuración de personal”.
La línea 135 hace un largo recorrido, desde el sur de la ciudad de Buenos Aires hasta el Hospital Posadas en Ramos Mejías, zona oeste del conurbano. En la cabecera de Pompeya (Echauri 1567, más precisamente), Germán fue brutalmente golpeado el pasado miércoles 6 por una patota, con la evidente complicidad de la empresa, verdadera responsable de este hecho. En diálogo con ANS, este joven trabajador, de enorme dignidad, contó cómo se sucedieron los hechos y de qué forma está peleando por lograr la reinstalación en su puesto de trabajo.
¿Cuándo y cómo se produjo la agresión?
¿Cuándo y cómo se produjo la agresión?
El día martes 5 llamo a la empresa para ver si me podían dar un telegrama que no había llegado a mi domicilio y que me era necesario par realizar el trámite del fondo de desempleo en ANSeS. Me dice Alejandro Samoano, jerárquico de la empresa, que lo vaya a retirar el día 6 antes de las 13 horas. Al día siguiente, miércoles 6, ingreso a la oficina de administración y me invitan a sentarme ya que tenia que esperar. Esperé 20 minutos aproximadamente, cuando ingresan 6 personas -mis dos delegados (Rodríguez Leovino y Mataloni y cuatro “compañeros” más- y me dicen: ¿qué estás haciendo acá, no te dijimos que no andes más por acá?”. Sin posibilidad de respuesta, inmediatamente me empiezan a pegar todos juntos. Al tratar de ver quiénes eran, veo que mi delegado Rodríguez Leovino saca un arma que llevaba encima. Ante eso, atino a cubrirme la cabeza y cuando me paro, recibo un golpe y siento que comienza a chorrear sangre de mi cabeza.
¿Cuándo pararon de pegarte?
Los gritos del personal administrativo, más la orden del directivo de la empresa Alejandro Samoano, hacen que esta patota se retirara del lugar. Las secretarias llaman a la ambulancia, limpian el lugar y Samoano pide que me traigan agua. A los 20 minutos llegan los médicos y me realizan las primeras curaciones en el lugar.
¿Quiénes son las otras cuatro personas que acompañaban a tus delegados?
Los otros cuatro son choferes, compañeros de trabajo que gozan del amparo y beneficio de los delegados a cambio de este tipo de “trabajos”. Son estos mismos los que fueron a la Línea 60 a amedrentar, como bien lo denunciaron los trabajadores.
¿Qué responsabilidad creés que tiene la empresa en este hecho?
Mirá, los únicos que sabían que yo estaba ahí adentro eran los directivos de la empresa. Este señor Samoano fue el que me citó ese día y hora. No hay que perder de vista que a la empresa le estoy por iniciar una demanda por reinstalación, ya que el despido que me realizan es claramente discriminatorio y la “reestructuración” a la que ellos hacen alusión carece de fundamento, ya que el día mismo de mi despido, había en la puerta de personal dos nuevos choferes.
¿Éste fue un hecho aislado o ya se habían producido previamente algunas amenazas y amedrentamientos?
El tema viene de antes. Al ver que pasaban los días y que mis delegados dicen no poder hacer nada por mí, y que mi sueldo del mes que había trabajado estaba junto a la liquidación final, comienzo a vender una rifa entre los compañeros. Es ahí donde comienza más claramente la confrontación. Primero llaman a mi madre desconocidos y le dicen que me transmita a mí que me dejara de joder, que no aparezca más por la empresa, que si seguía con el juicio me iban a encontrar en el Riachuelo. Al otro día me llama mi delegado Rodríguez Leonino, y me vuelve a decir lo mismo: que si me veía por la empresa me iba a cagar a trompadas y que yo sabía muy bien como la UTA resolvía estos problemas.
¿Ya iniciaste judicialmente el pedido de reincorporación?
Está en preparación. Lo que sí ya está presentada es la denuncia penal ante la Fiscalía, de hecho, ya tengo citación para declarar ante la Comisaría.
¿Qué mensaje tenés para tus compañeros?
A los compañeros honestos, que con buena intención me aconsejaban que me vaya, que arreglara, les quisiera decir que los trabajadores que peleamos por los derechos laborales no estamos solos, que contamos con una cantidad inmensa de trabajadores y de organizaciones sociales y políticas que nos brindan toda su solidaridad y que esta bien que así sea.
Y que los empresarios no pueden obviar y pisotear por siempre las leyes laborales. Y a los compañeros que me apoyaron desde el comienzo decirles que tengan paciencia, que estos tipos no se llevan todo por delante, como ya lo demostraron infinidades de experiencias. Darle las gracias al compañero que donó el premio de la rifa y a todos los que por lo bajo me acompañan. Por eso hoy más que nunca tenemos que perder el miedo y recuperar la confianza perdida y juntos decirle basta a este terrorismo empresarial.
Agencia Nodo Sur
info@agencianodosur.com.ar
¿Cuándo pararon de pegarte?
Los gritos del personal administrativo, más la orden del directivo de la empresa Alejandro Samoano, hacen que esta patota se retirara del lugar. Las secretarias llaman a la ambulancia, limpian el lugar y Samoano pide que me traigan agua. A los 20 minutos llegan los médicos y me realizan las primeras curaciones en el lugar.
¿Quiénes son las otras cuatro personas que acompañaban a tus delegados?
Los otros cuatro son choferes, compañeros de trabajo que gozan del amparo y beneficio de los delegados a cambio de este tipo de “trabajos”. Son estos mismos los que fueron a la Línea 60 a amedrentar, como bien lo denunciaron los trabajadores.
¿Qué responsabilidad creés que tiene la empresa en este hecho?
Mirá, los únicos que sabían que yo estaba ahí adentro eran los directivos de la empresa. Este señor Samoano fue el que me citó ese día y hora. No hay que perder de vista que a la empresa le estoy por iniciar una demanda por reinstalación, ya que el despido que me realizan es claramente discriminatorio y la “reestructuración” a la que ellos hacen alusión carece de fundamento, ya que el día mismo de mi despido, había en la puerta de personal dos nuevos choferes.
¿Éste fue un hecho aislado o ya se habían producido previamente algunas amenazas y amedrentamientos?
El tema viene de antes. Al ver que pasaban los días y que mis delegados dicen no poder hacer nada por mí, y que mi sueldo del mes que había trabajado estaba junto a la liquidación final, comienzo a vender una rifa entre los compañeros. Es ahí donde comienza más claramente la confrontación. Primero llaman a mi madre desconocidos y le dicen que me transmita a mí que me dejara de joder, que no aparezca más por la empresa, que si seguía con el juicio me iban a encontrar en el Riachuelo. Al otro día me llama mi delegado Rodríguez Leonino, y me vuelve a decir lo mismo: que si me veía por la empresa me iba a cagar a trompadas y que yo sabía muy bien como la UTA resolvía estos problemas.
¿Ya iniciaste judicialmente el pedido de reincorporación?
Está en preparación. Lo que sí ya está presentada es la denuncia penal ante la Fiscalía, de hecho, ya tengo citación para declarar ante la Comisaría.
¿Qué mensaje tenés para tus compañeros?
A los compañeros honestos, que con buena intención me aconsejaban que me vaya, que arreglara, les quisiera decir que los trabajadores que peleamos por los derechos laborales no estamos solos, que contamos con una cantidad inmensa de trabajadores y de organizaciones sociales y políticas que nos brindan toda su solidaridad y que esta bien que así sea.
Y que los empresarios no pueden obviar y pisotear por siempre las leyes laborales. Y a los compañeros que me apoyaron desde el comienzo decirles que tengan paciencia, que estos tipos no se llevan todo por delante, como ya lo demostraron infinidades de experiencias. Darle las gracias al compañero que donó el premio de la rifa y a todos los que por lo bajo me acompañan. Por eso hoy más que nunca tenemos que perder el miedo y recuperar la confianza perdida y juntos decirle basta a este terrorismo empresarial.
Agencia Nodo Sur
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