Declaraciones de Enrique Gandolfo
Secretario General CTA Bahía Blanca y Cnel. Dorrego
“Llegamos acá en representación de una central de trabajadores. Y está bueno que así sea en un día como hoy. Yo no voy a hablar de los miserables que están ahí adentro responsables del genocidio. No quiero hablar de ellos hoy. No quiero hablar, aunque no me olvide ni un segundo, de los enemigos del pueblo”, dijo el titular de la CTA local, Enrique Gandolfo en el acto del martes.
Dirigiéndose para los muchos compañeros que no eran de la ciudad comentó que “en muchos lugares se dice solamente ‘Es una ciudad reaccionaria’, ‘Las formas más conservadoras del pensamiento están presentes’, ‘Hay un diario fascista’. Todo eso es cierto pero no quiero hablar de los enemigos del pueblo. Quiero Hablar de la otra Bahía. Es la Bahía muchas veces invisibilizada pero que viene del fondo de la historia”.
En ese sentido, recordó “la huelga de los trabajadores de Ing. White en 1907, las luchas heroicas de los cinco mil obreros ferroviarios que había en esta ciudad antes de las privatizaciones” La Bahía “de los que resistieron al golpe del ’55, de los trabajadores que el 30 de mayo de 1969 paralizaron esta ciudad, el día después del Cordobazo” y de los y las protagonistas de “la huelga de las coordinadoras que tiró abajo a López Rega y a su ministro Rodrigo”, en julio de 1975.
“La Bahía de aquella generación de estudiantes rebeldes, generosos, combativos de la UNS, de la UTN, de la escuela de trabajo social, incluso del Juan XXIII. La Bahía de aquellos compañeros, muchos de ellos están presentes, cristianos de base, de la Pequeña Obra, de Cáritas, de los sacerdotes y las monjas tercermundistas que también hubo en Bahía Blanca. Vivieron, amaron y lucharon acá en Bahía Blanca. No hay que olvidarse de todo eso”, subrayó Gandolfo.
No faltó tampoco el recuerdo a “la Bahía de Enrique Heinrich y de Miguel Loyola, obreros gráficos de La Nueva Provincia” asesinados por “luchar en contra de esa patronal”. Y la de “un movimiento de los derechos humanos ejemplar”.
El maestro comentó lo sucedido el 24 de marzo de 1994 cuando 50 compañeros advertidos por el estudiante secundario Federico Randazzo, supieron que a 50 metros de ellos estaba el genocida Astiz.
“¿Cuál era el acto del 24 de marzo? Era ir caminando y pararnos como lo hicimos frente al genocida Alfredo Astiz y gritarle en la cara: ‘Astiz cobarde en las Malvinas, asesino en el país’. Y Celia Korsunsky(madre de Plaza de Mayo) se paró a medio metro de Astiz, y era todo un símbolo de esta ciudad que se atrevía a decirle al genocida en la cara que no nos íbamos a reconciliar, que no los íbamos a perdonar y que íbamos a pedir siempre Juicio y Castigo. Esa Bahía también existe”.
Finalmente, Gandolfo aseguró que los 30 mil “reaparecen en cada lucha”, en los pueblos originarios reclamando por su tierra, en los docentes de Santa Cruz, “aparecen en cada joven y estudiante que se atreve como se atrevía aquella generación que hizo suyo aquello que decía el Che: Ser capaces de temblar de indignación ante las injusticias, como todos nosotros seguramente. 30 mil compañeros detenidos desaparecidos Presentes!”.
Dirigiéndose para los muchos compañeros que no eran de la ciudad comentó que “en muchos lugares se dice solamente ‘Es una ciudad reaccionaria’, ‘Las formas más conservadoras del pensamiento están presentes’, ‘Hay un diario fascista’. Todo eso es cierto pero no quiero hablar de los enemigos del pueblo. Quiero Hablar de la otra Bahía. Es la Bahía muchas veces invisibilizada pero que viene del fondo de la historia”.
En ese sentido, recordó “la huelga de los trabajadores de Ing. White en 1907, las luchas heroicas de los cinco mil obreros ferroviarios que había en esta ciudad antes de las privatizaciones” La Bahía “de los que resistieron al golpe del ’55, de los trabajadores que el 30 de mayo de 1969 paralizaron esta ciudad, el día después del Cordobazo” y de los y las protagonistas de “la huelga de las coordinadoras que tiró abajo a López Rega y a su ministro Rodrigo”, en julio de 1975.
“La Bahía de aquella generación de estudiantes rebeldes, generosos, combativos de la UNS, de la UTN, de la escuela de trabajo social, incluso del Juan XXIII. La Bahía de aquellos compañeros, muchos de ellos están presentes, cristianos de base, de la Pequeña Obra, de Cáritas, de los sacerdotes y las monjas tercermundistas que también hubo en Bahía Blanca. Vivieron, amaron y lucharon acá en Bahía Blanca. No hay que olvidarse de todo eso”, subrayó Gandolfo.
No faltó tampoco el recuerdo a “la Bahía de Enrique Heinrich y de Miguel Loyola, obreros gráficos de La Nueva Provincia” asesinados por “luchar en contra de esa patronal”. Y la de “un movimiento de los derechos humanos ejemplar”.
El maestro comentó lo sucedido el 24 de marzo de 1994 cuando 50 compañeros advertidos por el estudiante secundario Federico Randazzo, supieron que a 50 metros de ellos estaba el genocida Astiz.
“¿Cuál era el acto del 24 de marzo? Era ir caminando y pararnos como lo hicimos frente al genocida Alfredo Astiz y gritarle en la cara: ‘Astiz cobarde en las Malvinas, asesino en el país’. Y Celia Korsunsky(madre de Plaza de Mayo) se paró a medio metro de Astiz, y era todo un símbolo de esta ciudad que se atrevía a decirle al genocida en la cara que no nos íbamos a reconciliar, que no los íbamos a perdonar y que íbamos a pedir siempre Juicio y Castigo. Esa Bahía también existe”.
Finalmente, Gandolfo aseguró que los 30 mil “reaparecen en cada lucha”, en los pueblos originarios reclamando por su tierra, en los docentes de Santa Cruz, “aparecen en cada joven y estudiante que se atreve como se atrevía aquella generación que hizo suyo aquello que decía el Che: Ser capaces de temblar de indignación ante las injusticias, como todos nosotros seguramente. 30 mil compañeros detenidos desaparecidos Presentes!”.
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