Trabajadores/as del Arte y la Cultura en lucha
En el marco de la lucha que llevan los/as trabajadores/as del arte y la cultura de Mendoza por mejores condiciones de trabajo, por una verdadera política cultural en la provincia y para poner en evidencia las mentiras del gobierno provincial sobre lo sucedido en la última Fiesta Nacional de la Vendimia, entrevistamos a DANIELA BARROS, actriz y miembro de la Comisión de Prensa de los/as Artistas de Vendimia.
Para la mayoría de los/as mendocinos/as – producto de la campaña mediática del gobierno provincial-, el conflicto de la última Vendimia, que terminó con la repetición del espectáculo suspendida, fue un problema de “dos entradas”. Según este relato, los artistas de Vendimia, caprichosamente, se habrían negado a realizar su tarea porque no habían recibido dos entradas que les correspondían para familiares, amigos, etc. Sin embargo, la verdad es muy distinta y lo que esta campaña quiere encubrir es un extendida y tradicional práctica de trabajo precarizado en una de las fiestas nacionales de mayor proyección internacional.
Para entenderlo mejor, Daniela nos hace una síntesis de varios reclamos acumulados y conflictos previos, que culminan en el episodio conocido.
El conflicto viene de muchos años atrás, tiene que ver básicamente con las malas condiciones de trabajo en que nos encontramos los artistas de vendimia, los trabajadores del arte… que somos los mismos que trabajamos todo el año y que sostenemos la no política cultural de este gobierno y de esta provincia. Venimos peleando hace muchos años y por distintos motivos, y ellos van poniendo parches, pero siguen los mismos problemas estructurales sin ser resueltos. Por ejemplo, el tema de los colectivos de traslado al Frank Romero Day, que siempre están en mal estado, se rompen y te dejan tirado (sin freno ni nada).
No hay agua potable en el Frank Romero Day
Los contratos que son fraudulentos de entrada y nos esclavizan; que, además, tienen un artilugio legal que es en realidad un negreo: estamos trabajando en negro.
El año pasado, ante la pelea gremial, nosotros conseguimos empezar a desarrollar un convenio colectivo con el gobierno. Faltaba la firma del gobernador Jaque, sólo eso, y nos habían prometido que íbamos a empezar esta vendimia con el convenio colectivo: nunca se firmó. Si ese convenio de trabajo hubiera estado realmente en vigencia, todo este conflicto no se hubiera generado, pero evidentemente a ellos no les interesa resolverlo.
Para entenderlo mejor, Daniela nos hace una síntesis de varios reclamos acumulados y conflictos previos, que culminan en el episodio conocido.
El conflicto viene de muchos años atrás, tiene que ver básicamente con las malas condiciones de trabajo en que nos encontramos los artistas de vendimia, los trabajadores del arte… que somos los mismos que trabajamos todo el año y que sostenemos la no política cultural de este gobierno y de esta provincia. Venimos peleando hace muchos años y por distintos motivos, y ellos van poniendo parches, pero siguen los mismos problemas estructurales sin ser resueltos. Por ejemplo, el tema de los colectivos de traslado al Frank Romero Day, que siempre están en mal estado, se rompen y te dejan tirado (sin freno ni nada).
No hay agua potable en el Frank Romero Day
Los contratos que son fraudulentos de entrada y nos esclavizan; que, además, tienen un artilugio legal que es en realidad un negreo: estamos trabajando en negro.
El año pasado, ante la pelea gremial, nosotros conseguimos empezar a desarrollar un convenio colectivo con el gobierno. Faltaba la firma del gobernador Jaque, sólo eso, y nos habían prometido que íbamos a empezar esta vendimia con el convenio colectivo: nunca se firmó. Si ese convenio de trabajo hubiera estado realmente en vigencia, todo este conflicto no se hubiera generado, pero evidentemente a ellos no les interesa resolverlo.
El pago de nuestro trabajo que la gente cree que es un sueldo muy alto, pero en realidad para un artista que sostiene una fiesta que es la tercera mas importante a cielo abierto del mundo, $4.000 no es nada y sobre todo cuando tenemos que ir y trabajar en las condiciones paupérrimas en las que trabajamos. La gente no sabe, pero hay 8 inodoros en el Frank Romero Day, para más de mil personas que tenemos que estar allí entre 4 o 5 horas una semana y media. Las otras 3 semanas de este mes y medio que laburamos, trabajamos en las escuelas con esas mismas condiciones [Aclaración: cuando no ensayan en el anfiteatro, ensayan la mayor parte del tiempo en escuelas de la provincia].
En esas condiciones trabajan los artistas de la vendimia hace años. Además, las malas condiciones de los escenarios: siempre las licitaciones son bastante extrañas porque el material con que se terminan construyendo los escenarios, la verdad, es bastante patético, lo que implica un nivel de inseguridad importante dentro del trabajo nuestro, porque trabajamos a veces en escenarios de 6 ó 7 metros de altura, que se levantan, que se hunden, que se caen a pedazos.
Bueno, el tema del seguro: hubo 2 ó 3 años que estuvimos hasta 2 ó 3 semanas (que fue uno de los conflictos que tuvimos en el 2009)… llevábamos 3 semanas, había un montón de compañeros lastimados, fracturados, esguinzados y no teníamos cobertura médica, cuando el contrato lo contempla. Ese contrato que para ellos es tan importante para algunas cosas y para otras, no.
Venimos pidiéndole al gobierno un protocolo para los artistas y para el público en caso de un temblor. Mendoza es una zona sísmica. Bueno, jamás obtenemos respuesta, pero peleamos por el pueblo por que somos parte de él.
El tema de las 2 entradas, que tradicionalmente se le otorgan a los/as artistas, fue la gota que colmó el vaso y que muestra una vez mas el verdadero rostro de un gobierno que miente, estafa y reprime a los/as trabajadores/as. Daniela nos explica lo sucedido esa noche:
El domingo 6 (primera repetición de la fiesta), los artistas llegamos al teatro y preguntamos por las entradas (que se nos otorgan hace más de 20 años para familiares y amigos), y que esta vez nos prometían con mentiras y “vuelteos” hacía más de una semana. Como, una vez más, nadie tenía respuestas creíbles, a las 20.00 nos reunimos en asamblea (derecho constitucional de todo trabajador) y pedimos que algún funcionario diera una explicación. Queríamos saber la verdad, por sí o por no, pero ¡la verdad! Entonces empezaron a desfilar una serie de funcionarios que mintieron, todo el tiempo. Finalmente a las 22.30 decidieron decir la verdad: las entradas no estaban. Efectivamente, las habían comercializado. Con rabia y decepción, los artistas exigimos la presencia de RICARDO SCOLLO (Secretario de Cultura) a quien se le pidió que saliera y se hiciera cargo frente al público de que la demora había sido a causa de sus mentiras que retardaron la función y no responsabilidad de los artistas, que en ningún momento decidimos suspender la fiesta, y que pese a que lo de las entradas no tenía solución, DECIDIMOS SALIR A ACTUAR Y BAILAR. El señor Escollo llega y nos dice “si yo tomo la palabra y digo eso ¿ustedes salen?”, “SI”, le dijimos y nos ubicamos en las bocas para salir a escena, y escuchar lo prometido por Ricardo Scollo. Ante nuestro desconcierto, y demostrando qué ingenuos habíamos sido al creerle una vez más, este dijo todo lo contrario a lo que había prometido y entonces el público se enfureció.
Los artistas intentamos salir para desmentir lo dicho, pero la policía de Mendoza no nos dejó salir…el escenario quedó en oscuro y sin sonido, la fiesta estaba de hecho suspendida…a pesar nuestro.
El pueblo tiene derecho a saber la verdad, a nosotros ese día nos estafaron junto con el pueblo. Y decirles que cuando a los trabajadores nos ponen contra los trabajadores nunca gana el pueblo y que merecemos el derecho a trabajar dignamente como cualquier otro trabajador.
Es parte fundamental de la lucha el hecho de profundizar en la conciencia de los/as artistas para entenderse como trabajadores/as del arte. Daniela nos da su visión de los mitos y problemas que tienen que superar para poder organizarse como trabajadores/as:
Es muy difícil romper con el mito de que “uno lo hace de onda”, y creo que hemos sido los actores los que a través de nuestros representantes han ido generando esa conciencia generación tras generación, en la charla con el compañero, donde los actores hemos ido generando esa conciencia no solamente entre los actores, sino también entre los bailarines. Y a medida que íbamos ganando pequeñas luchas gremiales, año tras año nos dábamos cuenta que teníamos derecho a esos reclamos y a esos pedidos.
Nos falta muchísimo, por que además considerá que tenemos una generación muerta durante la dictadura, desaparecida, que eran los que tenían toda esa conciencia social y gremial; y otro grupo que nos anteceden que son los que se salvaron de la dictadura y que han quedado con miedo y no quieren participar, o peor se venden. Entonces es bastante dificultoso; sin embargo año tras año íbamos generando esa conciencia en los compañeros bailarines que empezaron a entender esto y sumarse a los compañeros actores, y de repente nos encontrábamos con asambleas generales donde los compañeros folclóricos y contemporáneos hablaban desde su conciencia como trabajador, y nos dábamos cuenta que la charla con los compañeros vendimia tras vendimia había dado fruto, y es lo que hoy nos permite seguir sosteniendo esta lucha, sino hubiera sido imposible. Tenemos que romper con ese mito rosa “soy artista”, y pensar “soy trabajador del arte: estoy en vías de…, tengo que trabajar, quiero comer de esto, esto es lo que he elegido para subsistir, este es el rol que he elegido socialmente.” Yo sé que es un proceso larguísimo y, además, somos un gremio que no estamos todos juntos en un mismo espacio físico: nosotros estamos trabajando todos dispersados en muchos proyectos, con lo cual juntar las fuerzas se dificulta, pero así y todo hemos decidido que vamos a hablar por los 40 que van a las asambleas y que nos dan la posibilidad de que los representemos, y ya eso es un crecimiento grande, y sobre todo de estas nuevas generaciones de los trabajadores del arte.
¿Cómo sigue el conflicto? ¿Qué tienen por delante?
La semana que viene tenemos una asamblea general, justamente habíamos dado plazo para ver si había alguna intención del gobierno para un diálogo y resolver esto en forma más seria, pero habíamos dado plazo hasta el festival y no hemos tenido ningún tipo de novedad. Lo más seguro es que la semana que viene tengamos una asamblea general para decidir las medidas legales a seguir junto con nuestros abogados.
Vamos a seguir haciendo manifestaciones todo el tiempo, por nuestra situación laboral y seguimos peleando para que la gente sepa lo que realmente pasó, así que esas actividades las vamos a seguir haciendo en forma permanente.
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